miércoles, 22 de abril de 2015

POSESIVIDAD

 

La posesividad del amor

La posesividad del amor

La posesividad está estrechamente ligada a los celos, el encargado de destruir relaciones, pero también es un sentimiento lentamente autodestructivo;  se la relaciona con el miedo, la desconfianza y la inseguridad que siente el individuo.
Es necesario distinguir entre amor y posesividad, porque mientras que en el amor existe confianza, deseo de compartir, comodidad y espacio para cada miembro que compone la pareja, en la posesividad existen celos, egoísmo y desconfianza por parte del posesivo y no existe libertad, ni tranquilidad para la otra parte; es una relación que lleva a la destrucción total.

QUÉ DESENCADENA LA POSESIVIDAD


Las personas posesivas poseen antecedentes que van desde la soledad a la discriminación en la infancia, teniendo una baja imagen de sí  mismos; en algunas ocasiones puede ser un rasgo genético que se hereda.

Hay que decir que con independencia de la causa o el antecedente, que las personas posesivas sufren ataques de pasión e ira sobre su compañero/a, esta emoción negativa es dolorosa para ambos miembros de la pareja, e incompatible con la confianza y el amor.
SÍNTOMAS DE LA POSESIVIDAD
La posesividad no sólo trata de dominar a la otra parte, sino que también  ve a su pareja como sospechoso, cuando en realidad no ha hecho nada; todo aparece como una reacción en cadena, donde la posesión y dominación del otro es mayor cada día.
La persona posesiva llega a espiar a su pareja, revisa su equipaje y busca signos de infidelidad en el matrimonio; en resumen no deja de sospechar de su pareja y no le permite descansar en paz. En otras ocasiones llegan a seguir y espiar a su pareja en su trabajo, para saber si está teniendo una aventura.
DESTRUYENDO UNA RELACIÓN

En un principio, la posesividad se interpreta  como una muestra de amor, pero cuando se convierte en un rasgo persistente y negativo, se van viendo grietas en dicha relación; cualquier relación, independientemente de lo profunda e intensa que sea, tiene espacio y libertad para ambos miembros de la pareja, pero en una relación donde existe un posesivo lleva a la destrucción de la relación.

La persona posesiva desea hacerse cargo de todo, y causa interrupción en el esquema de vida de ambos, por lo que es imposible que alguien sin libertad, ni tranquilidad pueda disfrutar de una relación tan agobiante; es una relación que está abocada al fracaso.

CÓMO CONTROLAR LA POSESIVIDAD


Para controlar la posesividad, la respiración profunda y la meditación  ayudan a alcanzar niveles superiores de concentración mental, lo que ayuda a salir de la posesividad, y la hipnosis conduce a un autocontrol  y a dejarse guiar por la razón, evitando ejercer la posesividad sobre los seres queridos.

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